Hay días borrosos.
Días que quieres borrar y no puedes.
Días que quieres recordar pero se escapan de tu memoria.
Días imborrables, por extraordinarios o por espantosos.
Pero hoy hablo de los días borrosos, esos que pasan sin pena ni gloria, esos que, si te preguntan, no sabes muy bien qué has hecho, dicho o comido. Como la foto que hoy ilustra el post, qué me hicieron al vuelo no sé cuándo ni dónde, desenfocada, indeterminada.
Aish, que sí, que llevo días sin aparecer. Pero ya se sabe que el puente da para muchas actividades en familia y con amigos y para muchas conversaciones, no hay tiempo más que de vivir la vida. Y luego está la gastroenteritis, ese fantástico virus que nos ha dejado a todos jaque mate, un día o dos borroso, lo justo para recuperar fuerzas y volver a la caza de días imborrables, aunque sean en su fantástica cotidianidad.
Mola mucho esa foto, cielo….ese desenfoque genera una energía, que te revela. Recupérate rápido….te echamos de menos, bss😀
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Gracias, estoy retomando fuerzas para volver pronto 🙂
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