#yomequedoencasa: Día 35 y 36. De vestirse «para salir» y maquillarse para levantar el ánimo.

Día 35. Un día más. Un día menos. .

Día 36… Esta cuenta se me hace ya larga y un poco tediosa. Pero no tengo derecho a queja con la que está cayendo. Aplaudir a las ocho no exime de este goteo de muertes y familias destrozadas. Nosotros estamos bien, lo dicho, sin derecho a queja…

Aún así, el hastío, el cansancio, el tener que subirse la moral con pequeñeces como ponerse un vestido o pintarse los labios o salir al patio a que el sol nos deslumbre un poco.

Hoy me he vestido «para salir». Porque es viernes. Porque en el pasado, vestirse «de viernes» significaba algo. Significaba ponerse faldas cortas, colores vivos, sonrisas desbordadas… Y de esa guisa dar los buenos días, alegrarse un poco. Era un reto, un guiño, un flirteo, un quererse y dejarse querer. Ella sabe de qué hablo.

Esta noche virtusalgo. Las amigas son amigas incluso en confinamiento. Hasta entonces, teletrabajaré, haré de profesora en casa, cocinaré, pondré lavadoras y cargaré y descargaré el lavavajillas… Pero vestida de viernes, con mi vestido comprado en el mercadillo de Es Canar en Ibiza en una de las visitas obligadas al puesto de mi padre @elultimohippy. Con las botas que me regaló mi tía @freedom_ibiza. Que son solo cosas, ropa, y sin embargo me hacen sentir vinculada a ese otro tiempo en que campábamos libres fuera de casa sin darle mayor importancia.
Volveremos.
A vernos.
A ir al mercadillo.
A lucir de viernes para salir, sin el virtu. .
Viernes.


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