Vamos a ser libridinosos

Libridinoso: que siente una inclinación exagerada al deseo textual. 

Claramente soy muy libridinosa -y sin «R» también, per ese es otro cantar-. Claramente me viene de casta. Que cuando buscaba a mi madre de pequeña no tenía más que ir a la cocina donde la encontraba invariablemente sentada en la silla de esparto con una de las rodillas en alto, libro en mano y café con leche a un lado. 

El verano de mis 14 años ya había leído las colecciones de Puk, Los Cinco y más tarde vendrían largas tardes con La historia Interminable, Momo, algunos cuantos de Stephen King y , Daddy de Loup Douran -increíble historia, imprescindible lectura,- y otras muchas novelas de todo tipo, históricas, secuencia ficción, de suspense y misterio, de amor, eróticas, muchísimas de Agatha Christie, y clásicos como Sin Noticias de Gurb -aún me troncho cuando lo leo- o Mecanoscrit de segon origen, El señor de los anillos… Lástima que el Hobbit no pude, la verdad, junto a La Regenta y El Quijote son mis libros pendientes). 

Pero volvamos a los 14… Aquel verano pasé horas tumbada boca abajo bajo una sabana para evitar a las moscas pesadas y me leí enteros los dos lomos de «Las mil y una noches». Sí, el original. Ya os he dicho que sin «R» también aplicaba. 

No acabaría nunca… La cuestión es que la librinosidad se hereda. Se transmite. Se contagia. Es tanto el placer que proporciona una buena lectura que engancha irremediablemente y es solo comparable a un multiorgasmo. 

Cuando un libro te engancha es como estar recién enamorado, con esa ansia por volver a encontrarse aunque hace segundos que acabas de dejarte. Con esa sensación de «cinco minutos más, cinco besos más, cinco páginas más… y acabo, me voy, salgo duermo, trabajo, tiendo la lavadora…» y cuando han pasado varias horas te debates entre acabar, por fin, o alargar el dulce momento de finalizar el libro. Cuántas horas habré robado al sueño para leer, ni lo sé, pero seguro que volveré a hacerlo. 

Les digo a mis hijos que leyendo se viven grandes aventuras. No me imagino el mundo sin volar en escoba y luchar contra Lord Voldemort junto a Harry Potter o sin las aventuras de la triología de El Médico o de El clan del oso cavernario. Es una verdad como un templo. Como que la librinosidad se transmite como el amor por la vida o el placer de mirar nubes. 

Y tú, eres libridinoso? Venga, va, recomiéndame tu libro favorito! 

PD: Gracias, Txell, por la foto y por pensar en mí al verla. De hecho quise hacer una foto yo misma cuando lo vi y me había quedado sin batería. Me fui pensando en volver  ver si con suerte el cartel seguía a la puerta de la librería de libros de segunda mano. Y entonces vi tu mensaje! Eso sí es tener telepatía 😉 

Libridinoso... Cartel visto en Badalona
Libridinoso… Cartel visto en Badalona

5 respuestas a “Vamos a ser libridinosos

  1. Jajaja no conocía esa palabra, cielo…como tú, me declaro libridinoso y sin erre también…me dejó una huella indeleble la novela De Aquí a la Eternidad, mi pena es que la agarré de la biblioteca y ahora resulta imposible encontrarla.
    Un besazo🌼

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