Una imagen vale más que mil palabras. «Por los hermanos!» brindan con agua y espuma mi par de dos. Y capto ese instante de felicidad sublime porque soy la madre pesada que va todo el día cámara a punto. Les he comprado dos barreños de 50 litros porque echan de menos la bañera y porque he recordado mis duchas de infancia en la tinaja. Estoy segura que recordaran sus baños en el barreño del mismo modo que estoy segura que nada superará su amor de hermanos. Sí, es una relación de amor-odio, de nicontigonisinti, los que tienen hermanos me comprenderán. Pero es indestructible, y está ahí para acompañarte siempre. Por los hermanos!
PD: Os quiero, petardas.
