Hoy no estoy pa’ nadie. Y si quieres ya hablamos mañana. O me hablas hoy y yo te escucho -eso sí- pero dejamos la agudeza mental para otro momento. O estamos juntos en silencio y disfrutamos simple y llanamente del ambiente.
Hoy no estoy.
– Qué pasa, estás en esos días? – preguntará algún tonto… Como si ellos no tuvieran esos días en que se esconden en la caverna a rumiar sus cosas. Como si eso pudiera explicarlo todo con aire de superioridad y un poco de burla.
– Pues mira, sí, aunque no importa. Y cuando tengas un cólico menstrual que te retuerza por dentro mientras sigues adelante con tu agenda, cuando tengas rampas en las piernas, escalofríos en la espalda, migraña, flojera general y además las emociones chutadas por el dolor y las hormonas… Entonces y sólo entonces me vuelves a hacer la pregunta, sin tanto juicio ni sorna.
Que no, que no estoy para nadie hoy. Lo justo para pasar el día lo mejor posible. Y mañana será otro día y listos. Eso sí, hay que ser positivos. Así se sobrelleva mejor un día en que no estás, sabiendo que está bien no estar, sabiendo que otro día estarás más y mejor.