De cuando esperas. Y esperar se te hace largo. Eterno, porque tienes prisa por llegar a un día que sabes que se presentará «intenso», llamémosle así.
De cuando te levantas y decides vestirte de colores vivos para contrarrestar. Con una falda de vuelo para sentir que puedes despegar. Algo hippy para recordar que después del trabajo hay vida y te espera sonriente.
De cuando asumes desde el principio que hay días cuesta arriba y te preparas para escalarlo con tu mejor cara.
Y mi mejor cara es en Technicolor. Es de seda y brillante. Tiene vuelo y una pizca de rebeldía.
De cuando decides que lo importante es la actitud y piensas, «vamos, a ver cómo se me da el día». Sin más expectativas, que mañana será futuro y ya llegará para que lo escalemos con alegría.