Una de política, sin que sirva de precedente 

Hablemos de política. O más bien de la no política en que andamos metidos. De la deriva. De cómo los que deberían dar ejemplo se quedan estanca dos en la opinión. Lo sé, es un tema a evitar en un blog. Una y que no sirva de precedente. Una y no más. 

Estos días que estoy «soltera» de hijos y marido leo el diario, porque puedo y lo disfruto, sin prisas, a pesar que página tras página son un compendio de desgracias y atrocidades. Mejor leer, a tu ritmo y saltando los titulares que no te interesan, que ver un telediario donde la sordidez tiene además imagen, horror! Solo falta leer los comentarios de la gente y pierdes irremediablemente la fé en que la humanidad pueda ir por buen camino. Pero vamos a lo que vamos… 

En serio tenemos unos políticos tan, tan, tan… No me hagas hablar mal… Que no son capaces de ponerse de acuerdo? Que pretenden que votemos en Navidad por tercera vez? O mejor dicho, que no votemos… La abstención puede ser galopante entre turrones y periodos vacacionales… Todos sabemos quién ganará, no? 

No entiendo que esas personas adultas que pretenden representarnos no sean capaces de dialogar y llegar a un entendimiento. Si la desafección política no estaba ya instaurada, me temo que este ha sido el último empujón al pasotismo, total, pa’qué. Si luego no se ponen de acuerdo, si luego hacen lo que les viene en gana y se pasan los programas y promesas electorales el el forro de… De eso, ya tú sabes. 

Dice la editorial de La Vanguardia de ayer (voy cambiando de diarios según me rota en un ejercicio masoquista periodístico): 

En España, como en la gran mayoría de países europeos tocados por la crisis, hay mucha indignación y también mucho instinto de conservación de lo que ya se tiene. Hay mucho que perder. Saber leer los malestares y los malos humores de la gente no es fácil ahora. Uno, dos, tres o cuatro fogonazos de indignacion no son el anuncio de la revolución.

Andamos a la deriva, muy perdidos, y tiene pinta que si los ciudadanos no sabemos qué hacer, los políticos y sus egos aún menos. Un poco hasta el moño de tanto discursito y tanta verborrea que no lleva a nada. He dicho. 


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