Por los mejores padres

No diréis que no piropeo a los padres todos los días del año. Al peluquero jubilado, al hippy, al padre de mi par de dos… Pero hoy es el día simbólico y puedo repetirlo sin ser la ñoña del barrio, ¿no?

Hoy es el día para felicitar a los padres, a los mejores padres, a los más guapos (que con la mirada de los niños la belleza es insuperable).

Brindo por los padres que leen cuentos. Y los que los inventan. Y los que alientan a sus hijos a inventar sus propios cuentos como las «Aventuras en la tierra subterránea» que ellos me han dictado y yo he escrito religiosamente. Es un regalo especial para papá porque tiene 3 finales posibles y divertidísimos.

Brindo por los padres que cocinan, y que cuando sus hijos les piden «clases de cocina» hacen croquetas, crêpes y espaguetis carbonara con infinita paciencia.

Brindo por los padres que dejan que sus hijos aprendan, inventen y experimenten, aunque mueran de vergüenza al ver a sus retoños montar una tienda en pleno paseo de la ciudad.

Es que el viernes iban por el paseo marítimo con un cubo lleno de piedras de cemento diciendo «se veeeeendennnnn meteoritos y fóooooosiles, sólo para hoy»… Y claro, no vendieron ninguno a pesar de ponerlos ordenados por tamaños y precio en círculos en la arena… La gente no sabe apreciar que un meteorito de la época de los dinosaurios a 100€ es una verdadera ganga! Así que el fin de semana del padre nos hemos dedicado a hacer collares, llaveros y corazones de plástico para vender. Todo a precios populares como 0,50€, 0,58€ o 1,13€…

Brindo por los padres de hijos que ríen. Porque la sonrisa infantil es cristalina y sincera, y es señal que la vida va bien, que se vive sin complejos, que se disfruta de pequeñas cosas como dejarse perseguir por una ola en pleno marzo…

Brindo por los padres que bailan y que transmiten el amor por la música y el cuerpo en movimiento. Por la calle, en casa, en cualquier parte, con ritmo y alegría… Como dicen el par de dos, «chachara-chachachari«.

Brindo por los padres de hijos felices, payasos, risueños. De hijos sin estereotipos. Padres que acompañan las risas de niños hada o de spidermans con nariz y gafas de Groucho Marx… A pesar de la casa llena de purpurina. A pesar de desorden y el follón constantes. Brindo por los padres que transmiten risas.