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Reír a carcajadas como si fueras joven. Sin pensar en papadas, arrugas, facturas o tareas. Solo reír a carcajada limpia.
Reír a carcajadas es de feas y de feos. No digo que seas una persona fea, seguro que eres fantabulosa y estupefantástica por dentro y por fuera, del derecho y del revés. Pero los estertores de la risa descontrolada cuando te balanceas sin remedio adelante y atrás dando paso a una prominente papada aunque no la tengas, cuando te sube el rojo pimiento y parece que estés desarrollando un sarpullido, cuando lloras de la risa y desde fuera nadie está muy seguro de si es un desbordamiento de alegría o de profunda pena lo que te ataca… entonces, no estás en tu mejor momento para fotos y posados.
Y sin embargo, qué alivio, qué descarga, qué bien sienta reírse tanto que no puedes pensar en otra cosa más que en reír y reír y seguir riendo. Qué bonito el sonido de la risa. Ese gesto con la mano cogida al pecho tan de “risa de verdad”.
Cuando eres una personita pequeña sueles tener muchos arranques de risa por cualquier motivo. Un pedo. Un PEDO sonoro. Un PEDO sonoro y que huele MAAAALLL. O un chiste verde cuando ya estás en pleno pavo. Una situación de extremo ridículo…
Y de pronto ríes menos. Menos fuerte. Menos tiempo. Menos días… Un día eres joven y al siguiente ya no ríes a carcajada limpia. Lástima.
Pero hoy estaba escuchando el podcast de @agencialaindiscreta y me venia riendo yo sola de la anécdota del Tinder (lo tenéis en stories y va directo a mi guía de humor) cuando entre risa y risa me ha venido un estornudo. Ha salido como una especie de disparo con silenciador en morse, punto, raya, punto… Y ha sido tan ridículo que yo sola he mirado a los lados para asegurarme que no había nadie y he estallado en carcajadas. Que guapa, guapa, no estoy. Y mi Pepita Grillo ha pedido varias veces que borre el vídeo y NI SE ME OCURRA compartir algo taaaaaannnn FEO. Pero el reto #febrerosinedulcorantes22 va de mostrar realidades, desnudarse, no avergonzarse y compartir. Y yo me he propuesto encontrar la felicidad en 28 días a través de pequeños placeres, gestos y las pequeñas cosas cotidianas. Y mira tú por dónde, hoy me he reído yo sola a carcajada limpia. Mano de santo para cualquier empanada mental…
Hay que ser POSITIVO 