Qué mierdas pasa con los cuerpos.
Porqué no los dejamos envejecer en paz.

Porqué no aceptamos que la vida es cambio. En todo. En la forma de pensar, de hablar, de moverse, de sentir, y sí, en la propia morfología también.
Porqué no podemos entender que tras un embarazo y un parto el cuerpo que ha dado y sostenido vida no volverá a ser igual. Nunca. Y no pasa nada, es bonito.
Porqué no aceptar las arrugas, las canas, los kilos, las formas, como aceptamos las cicatrices.
Porqué no sentir nuestro cuerpo como un libro abierto de historias, algunas trágicas, otras cómicas, y respetarlo tal cuál es porque si estamos es que aún vivimos y eso merece mucho de amor y otro tanto de cariño.
No digo de no aspirar a estar fuertes, saludables, mejor. No digo dejarnos caer en un lodazal con desidia. Pero…
He visto parte de un programa de telerealidad donde la cultura de la dieta y la tiranía de la belleza eran el centro. Una chica espectacular -según los cánones occidentales establecidos- se pesaba tras una semana de dieta y fruncía el ceño con enfado hacía ella misma y vergüenza porque no había perdido peso, no lo había «conseguido». Explicaba su pena por no haber «logrado» adelgazar y volver a «su forma» seis meses después de haber parido, dice que su entorno la llamaba «gorda». Y me ha dado mucha rabia y sobretodo una inmensa pena por ella, porque se sentía mal en un cuerpo fabuloso y joven y podía sentir que sufría por sus kilos de más. Es terrible está cultura en que las mujeres (y también los hombres, pero menos, de momento) nos sentimos siempre fuera de lo ideal. Nunca completas, ni bien del todo ni satisfechas. De verdad que me produce una pena infinita.
Después de dos meses ignorando la báscula y el metro mientras seguía comiendo saludable he sucumbido. «Es por salud, para controlar que todo sigue bien«, me he dicho. Y la báscula me ha devuelto dos kilos más en forma de bofetada y un lema automático… «Te faltan x kilos para llegar a tu peso ideal, 55 kilos«. ¿Ideal? ¿55 kilos? ¿Por qué ese es mi ideal? No he pensado 55 kilos en mi vida, jamás, quizá con diez años o catorce… No sé… Pero os aseguro que no es mi ideal, a menos que lo ideal sea desaparecer.
Sigo en el camino arduo de quererme, respetarme y escucharme y estoy firmemente decidida a conseguirlo por más anuncios de dietas, aparatos sube culos, ayunos, apps de rutinas y consejos no pedidos que me den.
Porqué, ¿qué mierdas nos pasa con los cuerpos?
Muy acertado el artículo. Gracias.
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Gracias a ti por leerme, Xavier 🙂
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