
Pensaba que me conocías…
Que sabías cómo era, de dónde venían mis ramalazos hippies o mis manías.
Pensaba que sabías porqué hablo francés con un acento cantarín, y no, no es por haber ido de Erasmus a París (donde en realidad aprendí más bien a entender italiano y portugués).
Pensaba que sabías que soy dormilona y que me encanta despertarme a mi ritmo, sin prisas ni ruido, con rayos de sol calentándome la cara, desnuda bajo las sábanas de algodón que huelen a limpio.
Pensaba que por todos era sabido que los contrarios se atraen y que aunque a mi marido lo de levantarse más allá de las 8 le parece pereza, a mí las 9:30 me parece una hora muy decente… Es que él no tuvo un padre que había que despertar aporreando tambores, cantando o con un pelín de agua cuando el hambre apretaba a partir de las dos.
Pensaba que todos mis amigos sabían de mi lado payaso, del lado que suele meter la pata y luego lo convierte en chiste, del lado de bailes y canciones desafinadas. De mi lado rebelde y reivindicativo que algunos aprovechan para provocar discusiones acaloradas de feminismo o política.
Pero no, resulta que tengo amigos (y son amigos queridos) que me consideran una persona seria, comedida, centrada, responsable. Y también lo soy. Es posible que me hayan conocido en un ambiente donde había gente desconocida (y me entró la vergüenza) o en un ambiente donde había que ser formal, y yo, como buena medio-suiza, soy muy cumplida.
He pensado, tras la publicación de ayer de #10cosassobremí y las reacciones, que muy probablemente no soy realmente como yo me veo. Ni tampoco 100% como me ven los demás. Quizá soy una combinación de ambas partes y está claro que no soy exactamente igual como trabajadora que como compañera o amiga o amante o novia o madre o hija o hermana… Ni siquiera debo ser igual para mi hermana la 2a que para la 4a y más pequeña. Porque no solo es que yo sea o actúe diferente (aunque en esencia yo siempre doy yo) sinó que ellas me ven a través de su propia personalidad y vivencia que va evolucionando. Quizá no cambia el quién soy sinó el cómo.
Entonces, ¿cómo eres? ¿Cómo somos juntxs? ¿Cómo me ves desde tu lado? ¿Cómo te ves tú? Te leo en los comentarios.