Te regalo un respiro

El que me ha faltado hoy. Que no era tú, soy yo. Es mi estrés, es la menstruación, el dolorcillo de fondo, la cabeza que va a mil y retumba por dentro como si estuviera hueca de tanto llenarla. Suena a contradicción, pero no.
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Te regalo una puerta en la pared.
Una salida.
O una entrada.
Un camino de flores, literalmente.
De árboles en flor. De primavera en otoño.
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Te regalo un «vámonos».
Una conversación sin interrupciones.
Leer un libro con deseo y en silencio mientras tu mente bulle de aventura.
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Te regalo un escucharte.
Una risa.
Una mano.
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Te regalo una puerta.
Pintada. Por una persona anónima. Pero qué no por ello deja de ser una oportunidad.
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Sí quieres escaparate, un rato nada más, aquí la tienes. A mí me ha dado luz a un día …