Ni una, no tenemos ni una foto decente juntos, ya no te digo si tiene que salir el honorable padre. Cuando no se mueve uno, habla el otro. O sale movida o sale desenfocada o uno tiene los ojos cerrados o la boca torcida de tanto parlotear.

Aunque… La vida es movimiento y mis hijos, de movidos, lo son «un poco». Cuando consigo tenerlos a mi lado ya hay uno a punto de irse, saltar, escalar un mueble o hacer un paso de baile. Así que quizá «una foto decente» es precisamente esta especie de autorretrato familiar robado en el desayuno. El momento era ese. A pesar de los pelos revueltos, de que casi tengo que retener a un mellizo para que no se fuera todavía y me diera un beso, que yo me tenía que ir por la puerta.

Quizá una «foto decente» es esta que nos muestra sin artificios y tal cual somos día tras día.
Tres segundos después he repartido besos, buenos deseos para el día y he salido por la puerta a todo correr. Que hoy tengo un día intenso de trabajo – ir a buscar a los niños a break dance – visita a Ikea para buscar muebles para la nueva habitación casi adolescente y quizá al final de todo, quizá caer derrengada en el sofá y perder media serie que tendré que volver a ver porque me habré quedado dormida. Luego dirán que si no hacemos ejercicio. ¡Que yo no paro, oiga! .
La vida está en el movimiento. Quizá podría ser menos corre-corre, para mí gusto de isleña adoptada en la ciudad. Pero movimiento. Despertar, bailar, estirar, saltar, caminar, correr, hablar y hablar, girar, subir, bajar, seguir…
En fin, que la vida es movimiento. Y el movimiento, es vida.
7/29 #febrerosinedulcorantes20
reto de @victoriapenafiel para un #febrerosinedulcorantes de fotos reales y cotidianas. #movimiento #reflexion #hayqueserpositivo #hayquesalirenlafoto #blancoynegro