Día 6: la suciedad que nos rodea y la bondad

*Día 6: Suciedad* Creo de veras que en el mundo, por suerte, hay más gente buena y cuidadosa que lo contrario. Pero a veces hay pequeños gestos robados por la calle o en la marquesina del autobús que me hacen perder un poco la fe en la especie humana.

Yo lo entiendo, tener que sacar el perro C-A-D-A D-Í-A, tres veces al día, debe ser cansado y tedioso (según se mire). Pero yo no escogí que tú tuvieras perro ni que te hicieras responsable de un animal que, por supuesto, tiene sus necesidades. No todo va a ser moverte la colita y hacerte fiestas cuando llegas a casa. Así que no, no entiendo que dejes un reguero de M-I-E-R-D-A día tras día sin importarte nada ni tu vecindario ni la calle, como si lo común no fuera tuyo.

Yo lo entiendo, te cansa que te repartan papelitos inútiles día sí y día también que anuncian chamanes y curas milagrosas a casi todo menos a la estupidez. De verdad, lo entiendo. Pero tienes la opción de no coger el papel, de rechazarlo amablemente, de guardarlo en un bolsillo hasta que encuentres una papelera o de hacer un barquito de papel si quieres. Pero tirarlo, como quien no quiere la cosa, como si no fuera contigo, con desprecio e indolencia… No, eso no lo entiendo…

Hay muchas cosas que no alcanzo a comprender del comportamiento humano. Porqué insistir en consumir plástico a pesar de todo. Porqué seguir limpiando culos con toallitas que el mar retorna con furia a la menor ocasión. Porqué tirar colillas y latas y condones por las ventanillas… No entiendo ese desprecio a lo colectivo…

Y efectivamente, más graves son las guerras, el hambre, los asesinatos, los robos y un sinfín de maldades incomprensibles. Pero esos pequeños gestos… No sé, me generan un puntito de amargura y resentimiento. Es como si no nos importara repartir suciedad y desgana.

Luego sigo adelante, recojo el papel y lo tiro a la papelera, le llamo la atención al dueño del perro que me mira (encima) enfadado e indolente. Les digo a mis hijos una y otra vez que no tiren nada al suelo, evito los plásticos todo lo posible (y podría hacer mucho más, que no soy perfecta ni lo pretendo), veo cientos de personas acudir a limpiar las playas tras el temporal…

No soy ninguna santa, solo creo que es lo normal. Que el mundo no es mío ni de nadie. Que el espacio compartido es de todos y es nuestra responsabilidad cuidarlo y mantenerlo para que podamos seguir disfrutando de la vida. Que tener un mal día o un mal año no es excusa. Que hay cosas por encima de mí y mis cosas.

Vamos, digo yo. Que a mí no me gusta la suciedad que nos rodea, ni la de los objetos tirados ni la de los malos modos y pensamientos y acciones chungas. Y como me decían de pequeña, no le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti.


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