La barriga (hay que quererla)

¿Qué pasa con la barriga, señoros? ¿Por qué hay que coger una foto en la playa de una actriz y publicarla en un medio «deportivo» para criticar que esa mujer tiene «barriga» como algo despectivo? Resulta que Scarlett Johansson está preciosa en la foto y tiene un estómago algo más abultado que en el pasado pero que está estupenda. Y aunque no lo estuviera…

¿Por qué tanta manía con decidir cómo ha de ser el cuerpo de las mujeres para resultar atractivos a los señoros del mundo?

Os voy a decir un par de cosas de mi barriga.

Mi barriga tiene 43 años. Y lleva todo ese tiempo alimentando a mi cuerpo y siendo el centro del mismo.
Mi barriga ha dado cobijo a dos personas a la vez y les ha permitido crecer hasta que pudieran ver la luz.
Mi barriga nunca ha sido plana, y no le ha hecho falta para ser besada y deseada.
Mi barriga ha bailado danza del vientre con orgullo y cascabeles.
Y salsa.
Y otros muchos bailes.
Mi barriga ruge cuando tiene hambre y sabe también temblar de deseo.
Mi barriga, señoros, es mía. Como mis tetas, mi culo o mis pies. Y ya es triste que la mire a veces con tristeza o desprecio porque otros señoros (y señoras) me hayan hecho creer que está mal como está solo porque no se ajusta a un canon que nunca cumplió.

Querida barriga, perdona. Sé que andamos a la greña muchas veces y que no los gusta cómo nos queda la ropa. Por salud te cuidaré y haremos que todo siga en orden. Pero prometo dejar el desprecio lejos de mi mirada porque después de todo lo vivido juntas, ni tú ni yo nos lo merecemos.


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