El amor huele a mar

El amor huele a mar. Y si me dejáis relatarlo, se lo contaré a todo el mundo.

El amor huele a mar, en Ibiza, el Caribe o incluso en la montaña. Porque el amor es sal. Porque deja ir los sentimientos al viento. Porque va, y viene, y va, y viene, en una danza infinita de olas, orillas y espuma.

El amor, vuestro amor, huele a vacaciones. Ojalá siempre lo haga, hasta en los momentos más estresantes.

El amor, vuestro amor, huele a manos entrelazadas. A bailes ensayados. A abrazos compartidos. Huele a amistades que viajan hasta donde haga falta para celebrar las miradas que se lo dicen todo en silencio. A amistades que estuvieron y amistades que acompañaron desde la otra punta del mundo. El amor huele a refugio, a siestas, a «vete tranquilo que me ocupo yo», a pestañas que piden caricias y besos que piden mimos.

El amor, huele a mar. Y a vosotros oliendo a mar. Y si me dejáis se lo cuento a todo el mundo para que sea un secreto compartido. Para que aquellos que lean estas líneas estando solos inspiren fuerte hacia dentro y sientan venir a ellos ese olor a salitre, para que oigan el rumor del vaivén de las olas y piensen… El amor, huele a mar, y el mar, está en todas partes. Solo hay que caminar lo suficiente en cualquier dirección.

PD: celebrar una boda con un viaje de desconexión con amigos y familia íntima (porque las promesas se cumplen, gracias a la buena voluntad), es una buenísima idea. Nunca imaginé que iría a una boda en el Caribe pero os digo que Punta Cana en febrero es fantástico. Una verdadera aventura que estamos deseando poder repetir (y cualquier excusa nos vale para un viaje con amigos). Gracias mil.


4 respuestas a “El amor huele a mar

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