Que no crezca el odio

No se me ocurre nada peor que la muerte de un hijo. De manera violenta, inesperada, en manos de alguien que formaba parte del entorno familiar. Si estamos todos conmocionados por el asesinato de Gabriel que lucía la insolente sonrisa de felicidad de los niños de 8 años, no quiero imaginar el profundo dolor de la madre y el padre. Y sin embargo, en medio de todo el sufrimiento, esta mujer coraje quiere que recordemos el amor y la oleada de solidaridad y que no cunda el odio. Qué gran lección de vida.

Patricia, la madre de Gabriel, ha dicho:

«Se ha generado un movimiento muy bonito gracias a mi hijo. Me gustaría que continuara. Están apareciendo muchos mensajes pidiendo muerte o maldad. Entiendo que estas personas tienen la misma rabia que yo dentro, pero que lo usen para pedir bondad en el mundo.

En memoria del pescaíto, pido que no se extienda la rabia, que queden las buenas personas, las buenas acciones y la imagen de Gabriel, que nadie retuitee cosas de rabia. Ese no es mi hijo y esa no soy yo».

Me uno a su clamor.

Que no cunda en odio.

Ojo con las visceras que nos salen en redes sociales.

Descansa en paz, Gabriel, con tu sonrisa, sin odio… Deseo que se te recuerde con mucho amor, DEP y un fuerte abrazo a la familia.

Mejor me abstengo de los primeros comentarios que me hubieran surgido del bajo vientre. Mejor me abstengo de comentarios porque oigo «pena de muerte» y me pongo a temblar…

Mejor espero a saber qué a sucedido y confío en que se hará justicia sin llegar al ojo por ojo y diente por diente que, aunque comprensible en medio del dolor y la conmoción, nos convierte en animales. Ojalá Gabriel y su familia encuentren descanso y reposo.

Que sí, que yo estoy igual de conmocionada y espero que la investigación dé todos los detalles cuanto antes para que juzguen a los culpables y reciban su merecido. Pero pena de muerte, ¿en serio? Todos los años que trabajé en Amnistía Internacional me demostraron que la pena de muerte es tremendamente injusta pues hay muchos, muchos, inocentes que han muerto injustamente por un mal juicio y además no disuade a nadie de cometer crímenes atroces. Al contrario, los países con pena de muerte tienen índices de muertes violentas más altos. Obviamente no quiero que ningún asesino se vaya de rositas pero la pena de muerte son palabras mayores y pone en manos de una justicia (muchas veces injusta y partidista) un poder demasiado grande: quitarle la vida a alguien.

Repito: obviamente quiero justicia y que se cumpla la condena integra en casos tan flagrantes, pero si esa persona no tiene derecho a quitar la vida (y estamos absolutamente de acuerdo que no lo tiene), tampoco yo, sociedad, juez, puedo quitar la vida a nadie. No sabemos qué sucedió ni quién está implicado. ¿De verdad queremos formar parte de un juicio paralelo? ¿Erigirnos en juez y parte y condenar, sin proceso alguno, a una persona? Yo no quiero entrar en ese juego porque me parece demasiado peligroso. Sobretodo ahora que con las redes sociales todo se viraliza y exacerba. Imagina que al final, por lo que sea, resulta no ser culpable, ¿cómo haremos, donde dije digo digo Diego? El crimen contra Gabriel es horrible, pero prefiero ser prudente, esperar a tener más información, a contrastar antes de emitir juicios, y sobretodo no pienso defender que se mate a nadie en nombre de ninguna justicia. Esa no es la justicia en la que creo. Insisto, revisar, endurecer, hacer que se cumplan las penas, vale. Matar, son palabras mayores. No en mi nombre.

Descansa, Gabriel, con tu bonita sonrisa.

Ojalá nunca nos dejemos llevar por el odio.


5 respuestas a “Que no crezca el odio

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s