Hay que ser POSITIVO

A veces perseguimos burbujas.
Y nos gusta, confiesa.
Desde pequeños dusfrutamos corriendo como locos tras las pompas de jabón, un juego que sólo tiene fin cuando estalla con fuerza y nos salpica con su jabón.

Lástima que ya siendo adultos estallar burbujas sea más una tragedia que un juego divertido.

Tú que viste explotar la burbuja inmobiliaria y te dijeron que la culpa era tuya por vivir por encima de tus posibilidades. Signifique eso lo que signifique en un país donde para vivir normalito hacen falta dos sueldos completos y cero ahorros «por si».

Tú que ves venir la segunda burbuja, la del ladrillo y la de los influencers.

Tú que sufres por si las pensiones de jubilación resultan ser otra burbuja, y sin plan de pensiones privado a la vista…

Tú que tras años de relación ves venir que tu matrimonio es otra burbuja. Frágil, a punto de volar por los aires.

Tú que te dejaste deslumbrar por las promesas de un trabajo fijo y un sueldo digno y acabas de descubrir que era solo un reflejo de aquella pompa que ya estalló.

Tú que ahora has olvidado lo divertido que era correr tras las pompas de jabón y hacerlas estallar…

Tú… A ti y a mí no nos va a quedar más remedio que aprender a ser niños de nuevo. Reaprender a correr tras las burbujas de jabón y estallarlas.

Y a las demás, mejor sigamos con la mirada clara, viendo y sabiendo lo que viene, tomando medidas de precaución mientras no nos olvidamos de vivir felices, en la medida que podamos.

Porque venir, vendrán, las burbujas de la vida. Y estallarán. Y en medio de la tragedia a lo mejor vemos brillar un arco iris en el reflejo del jabón cuándo explota. Y a lo mejor hasta lo disfrutamos si llevamos las botas y el chubasquero puestos.

¿Quién se viene a estallar burbujas?