Ayer fue un día triste.
Ayer murió uno de nuestros dos hámsters y la pena nos invadió a toda la familia.
La muerte de una mascota es a veces el primer contacto real de un niño con la muerte y es difícil explicar que ese animalito que ayer correteaba por la casa en su bola, hoy ya no está.
Llorar y acompañar en la pena y la despedida, sin restar importancia a los sentimientos, sin esconderlos, qué más se puede hacer.
Respetar el dolor que sale hacia afuera. Y el que se queda hacia dentro. En silencios, en conversaciones triviales. Porque cada uno vive el dolor y la despedida a su manera. Cada gemelo lo afrontó a su modo.
Yo también lloré. Por el hàmster. Por el dolor de un hijo. Por limpiar el alma y permitir que poco a poco vuelva esa sonrisa inmensa que contagias.
Ayer fue un día triste.
La vida también es eso. Tristeza. Despedida. Afrontar realidades que no nos esperamos ni deseamos vivir.
Ayer, fue un día triste.
Esperamos que hoy, poco a poco, recuperemos la sonrisa.
Cuánto lo siento! Mucho ánimo!
Me gustaMe gusta
Gracias guapa, es un mal trago que hay que pasar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
También situaciones como estas van preparando a los hijos para afrontar la muerte y gestionar la ausencia de seres queridos.
Feliz MM.
Me gustaMe gusta
Es cierto, pero qué difícil verles sufrir.
Me gustaLe gusta a 1 persona