Hasta el infinito, si es contigo.
Si somos nosotros.
Si vamos juntos.
Hasta el infinito o hasta la esquina.
Pero de la mano.
Sin estrujarte los dedos, prometido.
Sin retener los rumbos, libres.
Hasta Túnez, o hasta Cadaqués, en autobús (aunque mejor no, ¿no?) o en avión, a pie o en camello.
Vamos hacia la puesta de sol, siempre. Sobre el desierto, sobre el mar, tras la montaña.
Vamos hasta donde nos lleve la vida. Que eso, sí está lejos.

Nota: fotos de nuestro viaje de novios a Túnez hace 10 años.
El desierto, las risas del desierto, las excursiones, todo fue precioso.
Lo que las fotos no muestran es que por no organizar nada más, mientras organizábamos la boda, cogimos por primera vez un viaje organizado.
Él quería un resort todo incluido en Cancún. Yo quería ver mundo y me parecía idiota gastar tanto dinero en un viaje de luna de miel. Así que cogimos una oferta empaquetada y organizada para Túnez. Bueno, bonito, barato. «Qué tonta la gente que se deja un dineral en viajes de novios y cisnes toalla», pensaba. Y él me dio el gusto.
No, el viaje a la India no coló.
Pero fuimos a Túnez y yo soñaba con un buen cuscús. Ay, lo que las fotos no muestran son horas de autobús en una ruta para recorrer tooooodo el país en siete días. No muestra hoteles de 5 estrellas destartalados (dales dos). No muestra visitas de museos en media hora (con lo que me gusta a mí perder horas en un museo). No muestra las camas separadas a pesar de haber pedido camas de matrimonio con un plus (ni la cara de burla del guía cuando reclamamos y descubrió que estábamos de luna de miel con «ese» viaje barato). No muestra los bufets lamentables ni mis ganas perdidas de cuscús. No muestra túnicas sucias y sudadas para subirse al camello en masa, como en una feria de ponys…
En Túnez compramos muuuchas rosas del desierto. Empezamos a cargar la mochila nada más llegar a «La puerta del desierto». Y fue un error. No solo por el peso de las piedras. También porque en cada nueva visita las piedras eran más y más baratas y más y más grandes… Hasta que al final las regalaban… Ni que decir tiene que fue nuestro regalo souvenir estrella del viaje.
Aún así, fue un viaje precioso. De desiertos de sal o de arena hasta perder la vista, de artesanía espectacular. Volvería, al desierto, a la isla de Djerba, al blanco y azul de Sidi-bu-said… Volvería, sin guia ni autobús. Contigo. (Y cuando la situación política del país lo vuelva a permitirlo).
Una respuesta a “Hasta el infinito si es contigo. Viaje a Túnez.”