Renovarse: para cambiar, todo es empezar. O cómo donar pelo.

Renovarse: esa pequeña revolución que puede cambiarlo todo. Porque a veces, todo es empezar. Empezar a cambiar aquello que no te gusta de ti, ese pronto o cuando te agreden y te quedas ahí como una pánfila sin saber qué decir (en el momento, porque luego todas las respuestas y cortes épicos te vienen a la mente de golpe en plan «debería haber dicho…»).

Puedes empezar un reto, cambiar un hábito, ser más amable contigo misma, o con los demás, o ser más constante, o menos perezosa, o más saludable, o dejar esa relación que te daña, ese trabajo que te aburre, cambiar de rumbo… Cualquier cosa, todo empieza con un pequeño cambio.

Algo nos pasa a las mujeres con el pelo que lo cortamos o cambiamos de forma o color en cuanto necesitamos iniciar el cambio. Eso, y que el verano te lo deja hecho un asco o que te da rabia tenerlo largo para llevarlo siempre recogido.

Fui a mí peluquería @jldbadalona diciendo que quería donar el pelo, ya que estamos. Lo he enviado a «Mechones Solidarios» pero hay otras asociaciones si quieres mirar. Para una vez que lo tengo laaaargo, me haría mucha ilusión que la coleta que corté pueda servir para que alguien inicie su propio cambio viéndose mejor o sintiéndose diferente gracias a una peluca solidaria. Ojalá 25 cm de castaño claro, ni ondulado ni liso, sean suficientes para arrancarle una sonrisa a alguien. Antes 20 o 25 cm eran lo requerido, ahora piden a partir de 30 cm de cabello natural sin decoloraciones no estropeado. Veremos. Yo enviaré mi bolsa de congelación con la cola trenzada con toda mi ilusión.

Y esta, queridos amigos positivos, es la historia de mi cambio. Con el pelo liso y estupendo al salir de la peluquería (tienen manos mágicas) y con el bob alborotado cuando me he lavado el pelo y lo he dejado secar al natural. Que tengo pelos de loca, pero es que yo soy un poco así, «despeluchá», como dirían @olgayantuan, afrontando la vida con la sonrisa puesta y a lo loco.