Sólo recuerdo un día que nevara en Ibiza, por allá en el 80 y pico. Yo iba al instituto y mis hermanas pequeñas no fueron al colegio. Era un hecho insólito, tener dos o tres dedos de nieve cubriendo la isla. Mis hermanas, mamá y papá se fueron a pasear por Sant Josep, a ver si en sus 475 metros había más nieve. Y es que cerraron los colegios y también las peluquerías, los comercios y todo autónomo que pudo asomarse a ver nevar en la isla.
El día que vi esta bola de «nieve» como souvenir de Ibiza me hizo gracia y no pude resistir llevarles el detalle a @1parde2. Ni que fuera como recordatorio de que lo insólito, a veces, también sucede. Y entonces debemos estar bien atentos para que no se nos escape la oportunidad de disfrutarlo.
Aunque creo que a los niños no hace falta recordarles este tipo de cosas importantes, porque ellos aún saben, aún intuyen, aún no están cargados de sordera y ceguera ante las sorpresas de la vida. Saben de aprovechar el momento. Y de creer que todo es posible con un poco de fé. Como le dijo una vez Pol a su prima: «confía, tú confía, si creees, de verdad, sucede«. Aunque luego resulte que son los padres…