Confiar en que se cumplirá 

«Confiar. Confiar en que se cumplirá. Ese es el secreto. Tú confía». Se lo dice Pol a su prima que está de visita y no acaba de tener claro que haber escrito un deseo en un post-it después de visitar la exposición de pesebres vaya realmente a hacer que los Tiós «caguen» mañana dos monedas gigantes de chocolate para cada uno. Ella le mira sería y algo escéptica, con esaadultrz que tienen desde niñas las pequeñas. Y mi hijo, desde su ilusión infantil y su seguridad absoluta de niño más inocente se lo repite convencido que sí, que la magia de los deseos existe, que los troncos, alimentados de canciones u pieles de mandarinas escuchan a los niños y que hay que confiar, porque confiar es el secreto de la magia. Tanta fé me enternece. Es una confianza desmedida, un creer que lo mereces, porque eres bueno, de buena gente. Es simple y muy poderoso.

Hay que confiar para que se cumpla
Hay que confiar para que se cumpla

Y sabéis qué? Que sí. Que mañana su prima tendrá monedas gigantes. Porque se vuelve a su hogar y allí no hay troncos de madera mágicos a los que hacer cagar la noche del 24. Porque mis hijos quieren regalarle a su prima la ilusión hecha realidad y quien soy yo para romper la promesa susurrada e intensa de unos niños de seis años.  La prima se irá a casa con sus dos monedas y el primo de los tió de mi casa que querrá irse con ella a la isla -seguro que le explica esto en una nota en letra de palo para que pueda leerlo en su primera lectura balbuceante-. Y sabrán que es cierto. Que si confías, se cumple. 

Mis hijos dan pieles de mandarinas, lichis, naranjas y plátanos a los troncos, y se lo comen. Cantan, bailan y dan saltitos. Y se tiran pedos de chuches y chocolate. Escriben notas y les responden. Creen. Y sucede. Y la prima se sube al carro y se aprende la canción y salta y baila y cree y… sucede!!!

Ya llegarán los años de hacerse mayor y descubrir que no siempre se puede conseguir lo que se desea, de los sueños rotos y los desamores, de las desilusiones y los desencuentros, de las esperas u las luchas. Ya llegará. Y para entonces espero que mis hijos y mi sobrina tengan bien guardada en su interior el poder de las ilusiones, de los deseos, de confiar; porque a pesar de todo su magia les dará fuerzas para desear y conseguir las cosas por su propio pie. Porque sí, de ilusiones se vive. Y la confianza tiene mucha, mucha magia. Shhhhhhh, guardadme el secreto 😉 

Si confías, se cumple
Si confías, se cumple

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