Cuando llega la Navidad el ambiente se carga de ilusión y deseos, deseos de los de verdad, de los que tienen los niños. El aire se electrifica hasta ser a veces demasiado, la emoción va in crescendo y durante un mes todo gira alrededor de la familia, el juntarse y sí, los regalos. Ya hice una reflexión hace poco sobre el consumismo y cómo afrontarlo en el blog del BAF.
Hoy el post es más prosaico: la Navidad ha llegado a casa y ya se siente en el ambiente. Los mellizos no pudieron resistirse a convocar al tió cono pistoletazo de salida, a saber:
- Les escribieron una carta diciéndoles a la familia de troncos que ya podían venir de si largo viaje a Hawai (listos estos tiós, verdad?).
- Les hicieron aviones de papel para el viaje.
- Pusieron un vaso de agua y una botella por si tenían más sed.
- Dejaron comida (pieles de naranja que son deliciosas y buenas para la salud).
- Hicieron dibujos de Navidad para que se acuerden que ya es hora.
- Y esperaron, esperaron, esperaron…
Y llegaron! La familia al completo! Ahora falta que caguen, pero eso hasta diciembre no pasa… Y aquí estamos esperando que sea día 1 como si nos fuera la vida en ello. Porque aunque la tradición marca que el tió no caga hasta el 24, en nuestra casa somos un poco hippies y desde el día 1 se tira pedos de lacasitos, que por algún lado tenemos que canalizar la energía navideña de los mellizos. Así que… Feliz Navidad desde ya!!!