El diálogo interno es un flujo constante de pensamientos que parecen inconexos, pero no. Te delata, tu diálogo interno. Es algo indomable, irreverente e inconfesable si quieres mantener tu imagen pública. Confiesa, tú diálogo interno es a veces, muchas veces, inconveniente. Pero sobre todo, el diálogo interno (o quizá solo el femenino? Es un tópico? Es verdad? Ummm, no soy psicóloga así que prosigamos con esta paja mental)… Decía que sobretodo es tremendamente cruel con uno mismo. Es duro, implacable, está lleno de inseguridades, miedos y juicios. Esos mismo juicios que les dices a tus hijos que nunca deben hacer sobre el físico o las capacidades de los demás porque es maltrato, por repetición roza el autoacoso y además no lleva más que a la infelicidad. Observo con envidia la gente muy segura de sí misma y me imagino su diálogo intento como un «tú también puedes», «yo lo haría mejor y voy a por ello», «no estoy gordo sino fofisano» (existen el concepto fofisana? Véis?). Quizá me equivoco y todos somos autodestructivos. Y ojo, que creo que hemos de ser conscientes de lo que somos y lo que podemos llegar a ser, conscientes no sólo de nuestras capacidades sino de nuestras limitaciones (y no pasa nada, se n traumas). Pero… Me da que somos demasiado duros con nuestras propias metas y expectativas. Cuánto daño hacen las expectativas.
De estoy voy hablándome cuando mis hijos me saltan encima con una conversación sobre un concurso donde quieren que nos apuntemos toda la familia. Tienen una fé ciega en mis capacidades y consideran que como soy periodista soy la más indicada -por encima de papá sacrosanto!- para ganar deletreando. Tanta confianza y admiración me abruma. Son como un espejo de todo lo bonito y bueno que eres.
Para rematar me encuentro con mi amiga Bloguera de happylittlethings y me suelta sonrisa en labios rojos que me ven (plural Mariscal) cada vez más guapa. Olé! Toma piropo gratuito para subir la autoestima! Lo sé, lo estético ni es todo, pero me sonrojo en mi diálogo interior de agradecimiento balbuceante. Yo que andaba pensando pedirle un biselfie para recomendar su blog y las relaciones blogueriles (os lo recomiendo) me he quedado muda de vergüenza. Y feliz. Y mi diálogo interior ha empezado a pensar en lo guapa que está la gente en la calle, en lo amable que es el conductor de autobús y lo servicial que es mi compañera de agüe ti de viaje.
Y es que el diálogo es así, arriba y abajo, cruel y amable, destructivo o constrictivo, y sólo un pequeño gesto o palabra externa puede desencadenar un mar de pensamientos en uno u otro sentido. Un pico veleta y demasiado influencia le para ser tan inmportante y determinante: muy mal, diálogo interno, te lo digo por última vez, sé amable conmigo, tanto como con el resto, o te… O te… A vosotros también os cuesta imaginar castigos adecuados?… En fin, que seas amable, que sentirse bien es importante para la vda, LEÑE YA!
Me encanta el post, el blog ( que ayer me reí mucho con tus recomendaciones pero no tenía nuevas para dejarte), que recomiendes mi blog, encontrarme contigo, y meterme en tu diálogo interior… El diálogo interior es la contradicción personificada y tendríamos que aprender a domesticarlo pero como no hay galletitas especiales de pensamiento para cuando se porta bien pues así nos va!
Saludos blogueriles
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me encanta lo de las galletas!!!! Yo quierooooooo
Me gustaLe gusta a 1 persona