Me hago clásica… yo no estoy envejeciendo

46… ¿Really? ¿K’ha pasao? Fiuuuuuu. Antes era joven y ahora soy un clásico (casi, casi, aún tengo años de clasiquearme más 🤪).

En realidad a mí no me pesan los años. Las fotos donde me veo más joven y delgada sí me pesan un poco, pero en esa aceptación de los cambios en el tiempo y de la estupendez en todas las edades y formas estamos trabajando (plural mayestático para mí mente y mi cuerpo y mí misma). Pero en serio, no me pesan los años porque dar vueltas al sol completas es signo de seguir en vida, acumulando canciones, bailes, besos, abrazos, recuerdos y experiencias. Y eso es lo más mejor del mundo mundial. Así que si el precio a pagar por vivir es algún kilo adicional, unas arrugas aquí y allá, alguna mancha y mucho movimiento de carnes cuando bailas (u otras cosas), sea. Dadme más, que no me pesan los años porque vienen cargados de personas bonitas y recuerdos construidos.

Sus quiero.
Happy birthday to me.

Noooooo, no he cumplido un récord Giness de edad, es que en esta casa hay velas sueltas que reciclamos y el cuatro del año pasado debe haber ido a parar a algún rincón lleno de pelusas y calcetines desparejados. Así que 2 y 2 son cuatro y luego ya va el 6, 46… Hay que saber contar. Y hay que soplar velas como sea el día exacto del cumpleaños si no quieres siete años de mala suerte y que mueran tres gatitos. Es importante para mi sobrina y se sopla como sea, mandarinas de pastel mediante.

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