Podría mentiros.
Deciros que las fotos en las que salgo son «robadas» al momento fugaz y naturales.

Dar a entender que las fotos me las hace otra persona que piensa que soy una preciosa excusa para disparar la cámara.
Podría…
Pero las fotos, aunque naturales, son posadas. Entre otras cosas porque la loca de las fotos y las redes en mi casa soy yo y nadie hace fotos, nunca, y mucho menos a mí. Y si quiero salir, tengo que recurrir al brazo selfie o al disparador automático. A apoyar el móvil en cualquier superficie y correr a ponerme delante. Y a veces, sale así de lado, con fondos bluf, con caras raras o me pilla con el culamen frente al objetivo. Pero, ey, es mi hobby salir por aquí, me relaja, y si no me hago fotos yo no me las hace nadie. Es como si luego no existiera en los álbumes familiares. Porque solo mus hermanas y mi abuela me hacen fotos cuando estamos juntas, pero están lejos.
La realidad de esta foto es que quería tener mi rinconcito de plantas del que estoy muy orgullosa de fondo. Y brindar con el café por vuestro día. Y me siento raro (como mi madre) con las piernas cruzadas y en alto. Y en estas el café estaba mal apoyado, se ha caído y derramado entero, se ha descascarillado la taza, he pasado el mocho, y cuando por fin he hecho el segundo café y cinco fotos con disparador automático y una ha salido medio bien… Pues me he asomado a saludar el día. Qué tengo faena. Y corre-corre. Y… Chispún. Qué no todo es lo que parece.
Feliz #miercolesmudo (siguiendo el reto de @sandraclaret) que ya sabéis que con mi #vernorrea #noestanmudo.
PD: El segundo café se me ha quedado frío con tanto rollo 😖