Estoy perdida (o el año que el coronavirus mató la conciliación y el tiempo para ti)

Estoy perdida.

Perdida por aquí. Entre mascarillas, lavadoras, teletrabajo, el ir y venir al colegio y la intendencia familiar, yo, lo siento, pero no me da la vida para ser (red) social.

A parte, todo es tan incierto y tan de cruzar dedos y protocolos y noticias y contradicciones y… Que me da pereza. Me da pereza pensar más allá del bullicio que tengo en mi cabeza de agendas labo-esco-personales que se cruzan y descruzan buscando un encaje complicado si no es a través de la renuncia.

Ya lo dice @malasmadres, la renuncia es «nuestra». De las madres (y muchos padres también). Renuncias a dormir lo que te pide el cuerpo. A cocinar con calma y sin calendario. A comprar tranquila. A un café con amigas. A esa hora se deporte que era tuya, de autocuidado. A quedar. A tener una rutina tranquila y con espacio para todo y para todos. Por más que los anuncios de agendas y planificaciones y los post de supermadres instagramers lo juren y perjuren, que es posible conciliar y tener tu tiempo, a mí no me sale.

Me doy contra el pxxx muro año tras año (todos saben que el año y los buenos propósitos empiezan en septiembre con el curso y tiene la repesca en enero). No, yo no llego. Lo intento, con todas mis fuerzas. Pero acabo estresada, agotada, sin tiempo para mí… En fin, nada nuevo. Pero suma un confinamiento, meses de intensa relación materno-filial manteniendo los platillos en equilibrio, unas vacaciones de verano de encaje de bolillos, circunstancias personales, la vuelta al cole con medidas que hay que estudiar teniendo por lo menos una ingeniería en pandemia mundial y un mundo que te dice «no pares, que nada pare, más, venga, para anteayer» y 🤯🤯🤯

Dicho rápido: estoy perdida en mí. En ellos. En las medidas. En la incertidumbre. En el mantenerse.

Si me encuentras, sílbame.
No, mejor, dame un abrazo que dure y dure y apriete y apriete. Y así de paso yo también te encuentro a ti y el camino nos encontramos.

PD: y no te quejes, que hay quien está peor. Lo sé. Que no es queja. Es solo que estoy exhaustamente LOST IN THE RIVER.

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