Empezar bien el día (y el síndrome del ermitaño)

Déjame empezar bien el día.
No permitas que la pereza me impida ver salir el sol.
Déjame caminar escuchando el mar romper en la arena.
Caminar sobre rocas.
Sumergir los pies en la orilla mientras hago equilibrios para caminar.
Déjame.

Sí, tú, te lo digo a ti, señorita dormilona. La que ayer apagó el despertador y dio media vuelta en la cama, arremolinándose más entre sábanas para construir una coraza mayor.

Tú, la que habita en mí y a veces destroza planes.
La de la voluntad que hace aguas.
Te hablo a ti, que te puede el día a día… Ahora que estás de vuelta en casa a punto de sentir el chorro de la ducha y disfrutar de un desayuno tranquilo, ¿no te alegras de haber visto amanecer?

PD: Me encantaría hacer una rutina de yoga en la playa sencilla, para principiantes, disfrutando el amanecer… ¿Alguien sabe de alguna aplicación de voz, podcast o similar que vaya guiando? Prometo vencer la pereza y sobretodo la vergüenza.


PD2: ¿Existe el síndrome del ermitaño? Creo que he desarrollado aversión a verme enmedio de las masas. A las seis de la mañana había gente pero la cosa estaba controlada. Pero a mí regreso, ¡iba esquivando grupos de gente! Me he agobiado un poco, la verdad, no veía la hora de llegar a casa.


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