#yomequedoencasa: días 11 a 17. Moraleja: día a día y sin expectativas.

Día 11 y el valor de la palabra

Y descubrimos el valor de la palabra. De comunicarse. Y tocarse adquirió otro valor.
Pronto comeremos ese chocolate juntas. O brindaremos. O nos tomaremos ese café. O iremos a bailar, al cine, de viaje… O simplemente iremos de casa en casa a comer algo, juntos.

Pronto.

PD: En un ataque de nostalgia y necesidad de contacto humano más allá de estas cuatro paredes, he escrito a mis amigos y familiares, incluso algunos con los que había perdido el contacto hacía tiempo. He sentido que necesitaba deciles «hola, pienso en ti».

Breve mensaje de 👋 para deciros que: Estamos los 4 bien en 🏡, sin virus a la vista (esperemos que dure 🤞), y el balance de 10 días de encierro es más positivo que negativo. Discusiones… ♾️ pero ninguna de gravedad. Niños por la ventana, 0. Padres despedidos por sus hijos, 0. Gruñidos por los deberes, también ♾️, pero los van habiendo. Horas de 🎮, muchas más de las debidas pero algo tendremos que dejarles hacer. Teletrabajo, con niños de fondo, 🤯 bien, gracias… En fin, por lo menos tenemos patio y solo hemos colado la pelota en casa de los vecinos una vez (después de haber puesto una red para evitarlo 🤪). Pero en global, todo bien y esperamos que así siga. Sólo quiero mandar muchos 😘😘😘 y 🤗🤗🤗 virtuales de los que atraviesan pantallas, hasta que podamos darlo en vivo en directo. Espero que al otro lado de este mensaje todo vaya bien también.

Día 12. Ser aburrido.

Papá es el divertido.

Soy aburrida. No perdona, «hago cosas aburridas«. Esta es la conclusión de mis hijos 😅 porque según ellos papá juega a la consola, a básquet y a fútbol y yo, pues es que les hago hacer deberes «aburridos«, les hago leer o leo con ellos, aburrido, y hago dictados, trabajo, y trabajo… Aburrido, aburrido, aburrido… Y cocino verduras, aburrido… Que no es que yo sea aburrida, ¿eh?, es que hago cosas aburridas… Tócate lo que no suena 🙄 Aish… Día 12 de confinamiento, por hoy, ya me he aburrido bastante.

Día 13. Qui dia passa, any empeny.

Los niños y su resiliencia.

Dicen en catalán… «Qui dia passa, any empeny«. Literalmente, «quién día paso, año empuja«. Pues eso, que intentamos ir día a día porque empiezan a llegar noticias cercanas que dan algo de yuyu. El padre de una amiga ingresado. Otra amiga recluida. El primer caso detectado en el hospital geriátrico de mi hermana… De momento todo bien pronóstico pero, como diría Mafalda, tengo una basurilla por ahí rondando. Esto está in crescendo y hoy no tengo moral para mirar más allá de hoy o pelearme por una coma de menos, un acento al revés o un verbo haber sin h y sin b. Seguimos.

Día 13 del confinamiento.
Los niños han iniciado un experimento propuesto por las profesoras: ¿Qué pasa si dejamos un huevo 48h en vinagre? Hagan sus apuestas. Ellos siguen felices como perdices por inconsciencia o porque los niños tienen una resiliencia ante la vida del todo admirable.

Día 14. La distancia no puede ser excusa.

Preparada para una conversación y un brindis con las chicas… No hay distancia que separe la amistad y un poco de frivolidad no nos va a venir mal a ninguna. Después de 14 días de encierro en casa, por primera vez no me he puesto mallas o chándal. Una falda, un jersey, y sobretodo rojo en los labios. Porque la distancia no puede ser excusa.

Día 15. Uno más.

De cuando es viernes y todavía estás teletrabajando en el cuartel de tus hijos (porque les has secuestrado su recién estrenado escritorio) y tienes al fondo un oso de peluche inmenso repanchingado  y mirándote condescendiente y con cara de pena. Pringada, que eres una pringada. Y tus hijos juegan a la consola con varias videollamadas a la vez. Ellos son felices, siempre. Viernes. Día 15. Uno más.

Los niños han hecho un experimento propuesto por las profesoras para ir pasando el encierro por coronavirus entretenidos. Lo explican en catalán para su clase, pero seguro que puedes entenderlo… El huevo crudo, tras 48h sumergido en vinagre: ¿se volverá como una pelota de goma que rebota? ¿Se disolverá? ¿Explotará? Hagan sus apuestas…

Día 16. Qué ganas de compartir… Algún día

Qué ganas de paella, de compartir un arroz y una sobremesa, de un café con conversación que se vuelve merienda, qué ganas de veros, a todos. Mientras llega el día, un sábado más en casa. Lo disfrutamos los cuatro como si estuviéramos todos.

Ha tocado limpieza. Los niños han limpiado las sillas del salón y aspirado el sofá mientras los adultos hacíamos el resto. Esta semana hemos conseguido acabar en una mañana. Algo tan común y cotidiano y sin embargo se ha convertido en un evento extraordimario de familia. Así que, conseguido. Hemos limpiado entre todos.  A pesar de otra puñetera infección de orina (para la que está claro que está vez me automedicaré sin que sirva de precedente, cualquiera va al centro de salud a que le hagan la tirilla de la orina para confirmar lo que mi dolor de riñones y el escozor al mear ya indican).

Los niños quieren que los cuatro juguemos a básquet. Les he pedido prórroga en nombre de mis riñones. Estoy más por abrazar el sofá y ver una peli acompañada de mi dolor.

Y esta noche, vídeocena con amigos. No sé porqué hemos tenido que esperar al confinamiento para hacerlo. Antes solo veía a mis amigos de infancia y juventud de la isla cuando iba de visita de uvas a brevas. Y mira tú, ha venido al coronavirus a descubrirnos las vídeo llamadas para algo más que para reuniones de trabajo. A ver, que sigo prefiriendo un buen abrazo y la energía que desprende una conversación cara a cara, pero cuando no se puede, es una alternativa.

En fin, un día más. Van 16. Os echo de menos pero estamos bien y estáis, en general, bien.

Algún día haremos esa paella y tendremos un café de sobremesa que acabará en merienda. Mientras tanto cuidaos mucho que pronto nos tenemos que poder abrazar. Algún día…

Día 17. Balance de la primera quincena: la próxima semana, mejor.

Menos mal de este diario fotográfico de este confinamento por la crisis del coronavirus. Estamos todos bien y bienvenidos, don’t worry. Pero es que se me acumulan las anécdotas. Parece mentira estando encerrados en casa. Pero mira, será que en casa tenemos vocación de payasos y metepatas. Ahí van dos anécdotas y alguna reflexión sobre esta primera quincena. Aunque hay más, mucho más… Como el día que al salir a sacar la basura empezaron a hacer una cacerolada. Cómo vivo en los mundos de yupi y no sabía qué pasaba pero cada día salimos Izan y yo a aplaudir a la puerta (en representación de los cuatro), pa’llá que fui con cacerola y palo en mano… Pero no, no era para que los médicos, enfermeras, auxiliares, transportistas, personal de supermercados o farmacéuticos nos oyen más y mejor… Me colé de «manifestación» sin saberlo 😂 Aish… De esta salimos conociendo del todo nuestro vacío interior y las miserias de la familia, como dice mi amiga @shopperbarcelona, y es que está da para mucho… Échate una risas conmigo de lo ridículo de algunas situaciones cotidianas de madre teletrabajadora. Por lo menos estaremos entretenidos. ¿Cómo lleváis vosotros el encierro?

Vamos, que juntos lo conseguiremos


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