Y si los sueños son como pompas de jabón…
Que los construyes y cuanto más esmero pones en la base de jabonosa, mejor te salen.
Que observas, concentrado cómo se forma la pompa y la vas haciendo grande y más y más grande, con miedo a que se rompa, intentando que no estalle antes de tiempo. Como los sueños largamente anhelados que por fin dejan de ser solo un plan y pasan a la acción.
Que vas dirigiendo mientras la creas hasta dejarla ir, y miras como vuela, libre, mientras la sonrisa inunda tu cara porque has conseguido crear una pompa de jabón grandiosa, preciosa, ligera, única. Como los sueños cumplidos, que a veces han cambiado respecto de lo que imaginabas pero están ahí, por fin, realizados.
Que en algún momento, la pompa, refleja la luz, y fluye. Vuela, hacia la luz, o hacia el suelo en lenta caída. Y al final, pluf. Explota. Como cuando los sueños largamente anhelados, y realizados, llegan a su fin. Porque todo acaba para dar lugar a otra acción. A otra pompa. A otro sueño.
Y si aprendiéramos a disfrutar del proceso, a modelar los sueños, a dejarlos fluir libres una vez construidos, a dejarlos estallar cuando ya han cumplido su función, a volver a empezar con alegría y una sonrisa perenne, como los niños que hacen pompas de jabón.
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28/28 #febrerosinedulcorantes en Instagram: fin del reto planteado por @victoriapenafiel. Un último post diario de febrero, con luz, con sueños, con la felicidad de las pequeñas cosas. Porque la felicidad era esto, disfrutar del camino.