A mí me gusta pasearme. Descubrir paisajes nuevos. Callejear. Comer con amigos -aunque la gorda que habita en mí me haga disfrutar y aborrecer la comida a partes iguales-. Los hombres de mi casa son algo más reticentes a salir por la puerta. Y es que el hogar -con consola y Netflix- les parece el paraíso.
A mí no me disgusta quedarme en casa, disfruto mucho de un día de sofá, libro y manta. Pero al día de relax le siguen siempre ganas de ver mundo ni que sea a la vuelta de la esquina.
«Venga, vamos«, les digo a las paredes de casa, que son las que más me escuchan… Cosas de la maternidad…
«Que sí, mamá. Que nos vamos de excursión, todos juntos, donde tu quieras. Que nos liamos la manta a la cabeza y nos vamos a dar una vuelta, a lucir sonrisa y familia» .
En realidad a mis mellizos @1parde2 hay que sacarlos un poco a rastras de delante de la consola. Por supuesto sólo pueden jugar el fin de semana y por tiempo limitado (con clave y todo). Y no es un tiempo «gratis», lo obtienen leyendo y participando en las tareas de la casa. Pero esa misma restricción sumada al corre corre de la semana hace que si por ellos fuera, el fin de semana sería un continuo jugar. ¿Salir para qué?
Luego vamos de excursión, de viaje o pasamos las vacaciones en casas sin tele ni mucho menos WiFi y tan felices, pero hay que trabajar las tecnicas de persuasión antes. ¿Os pasa igual?
La verdad, salir o quedarse, la felicidad consiste en estar juntos (y si puede ser, salir 😉
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3/28 #febrerosinedulcorantes19
Me uno al reto en Instagram de #febrerosinedulcorantes de Victoria Peñafiel y paso de espectadora a parte de esta iniciativa: una foto diaria en febrero que muestre tu vida real, sin edulcorantes, sin filtros. Porque ser positivo es aceptar la vida como es. Intentaré hacer una reflexión diaria sobre «la felicidad de las pequeñas cosas».
Hay que ser POSITIVO 