Escápate. A un paraíso tropical. O a tu casa en el árbol. A ese rincón de mundo que te conecta contigo mismo. Donde tú eres tú y no tu circunstancia.
Que sí. Que nada te retiene más que tú. Me hablas de obligaciones, responsabilidades y «del mundo es así», pero las trampas te las pones solo.
Escápate. No tiene porqué ser lejísimos. Pero lo suficientemente alejado como para que puedas volver a respirar.
Piensa: ¿quieres escapar de algo, de alguien, de alguna situación? ¿Seguro? ¿Tienes tu respuesta? Me da que de algo o alguien o de alguna situación quieres escapar, todos tenemos «nuestras cosillas», ¿verdad?
Escápate.
No digo solo.
Ni acompañado.
Ni dejando todo atrás ni nada a medias ni gente colgada.
Solo digo que la puerta está ahí y que puedes…
Escápate. Si tanto te cuesta seguir en anclado en tu zona de mundo, coge la mochila y corre.
O no, mejor revisa lo que llevas dentro y comprueba que puedes vaciarla y llevarte solo lo esencial.
Ya sabes, lo de vaciar la taza para volverla a llenar.
Tú escucha bien lo que tienes que decirte. Una escucha activa.
Y si quieres (no digo si puedes porque sé que encontrarás el modo), escápate.
Y no vuelvas.
** Fotos en Punta Cana, República Dominicana **
Una respuesta a “Escápate”