Sí, sí… esa de la foto soy yo. ¿Qué cara eh? Parece que me hayan destrozado el corazón, o algo parecido. Pero no. Sólo corté un par de malditas cebollas. Vaya hartón de llorar, y todo por hacer más sabrosa mi verdurita, ¡tiene tela! Como ves, no siempre todo es lo que parece. Muchas veces las cosas son más sencillas de lo que imaginamos. No siempre se llora por pena.
Si necesitas llorar, llora. Por el motivo que sea, pero llora. Recuerda que las lágrimas son nuestros sentimientos aflorando por los ojos, ¡nada más! 🙂