Hay quien vive para las vacaciones y entre medias se arrastra por la vida en una eterna depresión postvacacional. Pero yo prefiero disfrutarlas por adelantando, soñando dónde iré, qué haré, con quién… Preparando rutas y planes. Mirando viejas fotos e imaginando las futuras. Y entre medias recuerdo lo acontecido y pienso en las siguientes, pero sin angustia, que lo disfrutado, ganado está.
Tengo que tener cuidado con las expectativas, eso sí, que luego vienen las decepciones por algo que nunca sucedió ni tiene porque. Pero eso es un trabajo que tiene que hacer una, saber gestionar las emociones, la frustración y lo que espero.
Sin cargas de futuro ni esperar nada, soñar con las vacaciones también es felicidad.
Y mientras tanto pasamos las tardes a la orilla del mar. Improvisamos planes infinitos.
Miramos al sol de cara reclamando una dosis de vitamina D…
Y somos felices soñando, así las vacaciones nos duran más.
Hay que ser POSITIVO 
Me gustó mucho tu post y a mi me encanta hacer lo mismo, lo disfruto dos veces! La ilusión de un lugar nuevo, las aventuras imaginadas, el ahorro.. todo da tanta ilusión!
Gracias por el post !
Me gustaMe gusta
Gracias a ti por comentar Naila. Me alegra que te haya gustado. Al final todo son placeres sencillos 🙂
Me gustaMe gusta