‘The winter is comming’ (o eso dicen). El hecho es que ya no hace tanto calor, ¿no?
La lluvia, la niebla, las mantas, los cambios de armario, las botas, las chaquetas, los pañuelos de entretiempo, las ventanas cerradas, la oscuridad a las ocho de la tarde…
Pero sobretodo, las duchas de agua caliente, de esas que se alargan. Qué placer meterse dentro y notar como el agua, casi ardiendo, recorre todo tu cuerpo, empezando por la cabeza, pasando por la nuca, los hombros, los pechos, la cintura, tu zona más íntima, el culo que siempre está tan frío, los muslos, las piernas, los tobillos, y hasta los pies… ¡Mmmm! ¡Qué relax!
Estos minutos que son tuyos, o que quizá compartas con alguien. Ese momento que no quieres que termine. Aprovechas para mimarte, cuidarte, e incluso depilarte con tal de alargarlo lo máximo posible.
Notas como tu cuerpo, poco a poco, se va relajando y el estrés desaparece. Dedícate este instante para ti, disfrútalo cada día. No menosprecies una «simple ducha», todo es más si nos concentramos en lo que estamos haciendo.
Paz y relax.