– Sácalo de ahí dentro, Mari, sácalo!
– Si es que no sé por dónde empezar, voy aguantando, voy aguantando y…
– Y luego, PUM!!! La gran explosión! Si es que te pierden las formas, Mari, que guardarse las cosas no sirve para nada más que para estallar del peor modo en el peor momento…
Os suena? El «yo tengo mucha paciencia pero cuando me enfado…«. Ese no saber gestionar las emociones, ese no saber expresarse o venderse bien, ese sentimiento de impotencia y rabia cuando nos sentimos incomprendidos, ninguneados, minusvalorados o ignorados. Qué difícil saber estar, saber decir lo que hay que decir y saber cómo hacerlo, en la forma, el tono y el momento adecuado.
– Hola, qué tal estás?
– Yo estoy bien, gracias.
– Pero bien, bien?
– Sí, sí, en serio, bien, bien – os respondo con una gran sonrisa. A parte de medio dormida y cansada me siento bien. Si os dijera en la segunda parte «Bueno, más o menos, ya sabes«, sospecha, el primer «bien» era de cortesía.
Toda esta perotata viene a cuento de la foto de mis mellizos bebés que Facebook ha tenido la amabilidad de recordarme que compartí (estoy bien pero no veas el yuyu de todo lo que las mega enpresas de internet saben de nosotros, otro día os cuento).
De pronto he visto esas emociones primarias: el enfado y la protesta, la sorpresa. En otras fotos la alegría pura, el descanso… Ahora que los padres hemos de ser educadores emocionales conscientes además de educadores en buenas formas, conceptos, valores y comportamientos sociales me asaltan constantes dudas. Como enseñar a los niños a gestionar emociones si nosotros mismos no lo tenemos claro? Aprendemos juntos? Cómo enseñarles a expresarse correctamente emocionalmente hablando sin que pierdan por ello su maravillosa espontaneidad y su felicidad innata? Sin que adquieran nuestros vicios, vergüenzas, ese aguantarse las cosas dentro? O ese sacarlo todo sin filtro ni concierto?
Estamos en ello, pero una cosa os digo… Llorad cuando y cuanto os haga falta como si no hubiera mañana. Sonreíd, guiñad los ojos, abrazad, besad. Torced el gesto y explicaos (que los enfados en plan «tú deberías saber porqué estoy enfadada» no se entienden). Haceros oír (sin gritar, por favor). Escribid. O hablad. Si tenéis algo que decir, decidlo. Guardarse las cosas no hace más que enquistarlo todo y convertiros en una peligrosa olla exprés. Exprésate. Sácalo de ahí dentro, Mari.
PD: obviamente Mari eres tú, y tú, y tú… Y sooooolaaaaameeenteeeeeeee túuuuuuuu 🎤🎤🎤
Ai! No me hables de la educación emocional que me estreso! La verdad es que yo lo intento y creo que lo más importante (y lo más difícil) es aprender a gestionar tus propias emociones para poder enseñar algo… y no los enfados en plan tu deberías saber porque me enfado no funcionan aunque se ve que son u a reminiscencia de nuestro yo infantil que ve como su madre es capaz de adivinar las necesidades expresadas tras un llanto.
Un saludo blogueril ya que no te lo puedo dar en directo
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A ver si nos damos saludos en directo, y me dices qué tal el cuaderno educo.org para el tema de las emociones porque andamos todas muy pez. Qué descubrimiento el día que aprendes que tus grandes frustraciones y decepciones tienen que ver más con las expectativas generadas (y no dichas pero muy esperadas) que con la realidad del otro que ni se empana. Cuánto sufrimiento inútil!
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