Un buen paseo pone de buen humor a cualquiera. Vagas, divagas, miras, recuerdas, comentas, observas… Pasear te llena de paz. Especialmente si es un lugar con grandes vistas, patrimonio de la humanidad, con rincones para fotografiar, y lo que es más importante, en buena compañía de recuerdos de paseos de infancia en esas mismas calles empedradas y en compañía de las personas que callejean contigo.