La felicidad, aunque a veces andéis a la greña y te parezca imposible, es tener un hermano. Es tu cómplice, el que te conoce en tus mejores y peores momentos, el que te comprende, el que exaspera y alegra a partes iguales. Juegas, inventas, le haces confidencias, te ríes… Pon un hermano en tu vida, de sangre o adoptado por la vida. La felicidad era esto. De verdad. Cuídalo!