Un día eres joven y al siguiente eres tú la que hace los cambios de armario de verano a invierno.
Lo sé, problemas del primer mundo y de pobricos o ripobres que quienes no tienen hogar o armario o ropa no tienen. No nos podemos quejar,que estamos llenando África y Chile y otros tantos lugares de montañas y montañas (literal) de ropa países pobres que se empobrecen aún más con nuestra basura occidental. Ya lo decían en un podcast de @agencialaindiscreta, no es sostenible este vivir acumulando ropa low cost.
Pero dejadme que os diga que por estos lares mis hijos se visten de segunda, tercera y no sé cuánta mano porque tenemos un trajín de ropa heredada que va de primo en primo, amigo en amigo y vecino en vecino que ya quisiera wallapop la súper organización de reciclaje y envío que tenemos “for free”. La de dinero que hemos ahorrado en ropa para los mellizos en estos once años es incalculable.
Por mi parte, tengo ropa de hace décadas (literal) que voy rotando según la talla que me toca (amigas necesitadas, tengo desde la 40 hasta la 46 todo un surtido de modélicos por si un día os hace falta) y también suelo ir rotando vestidos, faldas y lo que sea que está en buen estado y ya no uso entre hermanas, cuñadas y amigas. La verdad que con este trajín interno no queda resquicio para negocios Vinted o similares.
Pero me voy del tema. Que yo aquí he venido a bajarme del postureo happyflower de este espejo nuestro de perfección para deciros que este fin de semana está siendo toda una declaración de adultez. Es cuando te toca a ti sacar la ropa de la temporada que no toca, limpiar, doblar, poner en la pila de guardar o dar o convertir en trapos y luego hacer el proceso inverso con la ropa de la estación que sí toca que te das cuenta que esto de ser una madre adulta y responsable es un full. Nos han vendido tanto la imagen de familia perfecta americana de grandes casas con vestidor que cuando te quieres dar cuenta que eres una española promedio que ni vestidor ni leñes, te da un bajonazo de adultez… En fin, que me da paaaaaalooooo cambiar armarios y que, of course, he empezado por los niños, por mi señor y me he dejado la última y me da que mañana será otro día.