
Me hago mayor, oiga. Vintage, dicen mis preadolescentes. Por lo menos no me han llamado viejuna. Vintage es «viejuna plus», es antigua con pátina y caché de señora que llevaba la cabeza llena de moños y se teñía de azul antes de que pasara de moda, se renegara de «esas pintas’ durante décadas y se volviera a poner de moda. ¿Verdad @shopperbarcelona que una siempre ha tenido un estilo definido por el «no hay vergüenza»?
Y hete aquí que de pronto me sobrevienen migrañas de media tarde. Que me dice el oftalmólogo que me ponga gotas a todo momento como si no hubiera un mañana porque mis pestañas son cortas y escasas y abanican poco, vayapordios…
Tenía que pasar… Estreno gafas para el ordenador y las pantallas que nos tienen sorbido el seso. Un poquito de astigmatismo por aquí, un filtro para luz azul por allá… Listo, soy oficialmente mi propia versión de la señorita Pepis cuarentañera. Y todo bien, oiga. Que desde que he aceptado que soy una mujer de mediana edad vintage, a veces me guiño yo sola en el espejo y vivo mejor.
Ya lo decía ayer… Un día eres joven y de pronto te hace más ilusión ganar una batería de sartenes con @palabrademadre y @taulaicuina que un conjunto de maquillaje y brilli brilli o un vestido «aquí no cabe tu cuerpo serrano ni vas a ir a ninguna fiesta en un yate, baby». Que yo los bailes ya los hago en mi casa cocinando con éxitos de los noventa de fondo y moviendo con frenesí moños despeluchados para un total look «en casita estoy mejor».
En fin, que me quedo con el rollito vintage y los bailes en la cocina a lo «freed from desire», ¿@ibiza_clubstyle @shambalalocas @lolicabellosibaja @adnarar @sedanomartinez @crisfit.es @batmami, mi Divi, todas mis compañeras de baile indalife y everybody bailáis?
Besos y más besos, que el día del beso es casa día, mi gente bonita.