Yo también estoy hasta el moño.
También quiero unas vacaciones. Largas. Si puede ser en un hotel todo incluido en Las Bahamas que empalme con un safari por el Serengueti y acabe en meditaciones en Bali. Quiero dar la pxta vuelta al mundo y no volver hasta conocer un plato típico y un baile de cada rincón del planeta.

Pero no. No salgo ni al pueblo de la esquina. No veo a mis amigas no voy a bailar ni hago cenas de estrangis. No sé si en verano veré a mi familia. Ni si podré visitar finalmente la tumba de mi abuela. No sé si veré a mis sobrinos ni si mis hijos jugarán con sus primos ni si podré por fin regalarme un fin de semana romántico.
Me aguanto.
No, no soy más fuerte ni más nada que tú. Yo también estoy hasta el toto de no salir, de medidas, de discusiones políticas y del morro ajeno.
Pero sobre todo estoy hasta el mondongo de hacer el esfuerzo de ir a todas partes con mascarillas, respetar burbujas, no quedar, no ir, no salir, huir de aglomeraciones, ser responsable, precavida, pedir a los niños que lo sean… Y luego ver fiestas ilegales, gente hacinada en terrazas de bares con mascarillas de diadema porque todo el mundo sabe que sentarse en un silla de bar te protege de todo.
Cansada de fumadores que usan el cigarro como excusa para ir por la calle con la mascarilla bajada y echando el humo a quien pase por ahí como si por su vicio tuviera más derecho a respirar que yo. Cansada de confinamientos y de que se lo salten a la torera los que se creen más listos que nadie…
Harta de salvar veranos, navidades, semanas santas y la madre que trajo a todas las fiestas imprescindibles de la vida del buen español y que luego encima la gente se queje y patalee porque llegan las oleadas de virus y contagios y medidas y peleas politicas.
Y luego pagamos los que hemos seguido las normas por los que pensaron el consabido «por uno que haga X tampoco pasa nada, total yo controlo«.
Harta de gente que exige vacunas pero luego solo quieren «la buena» sin darse cuenta que hay cientos de países que no tienen ni la buena ni la mala y que si no entran en el plan de vacunación seguiremos igualmente en peligro todos, maidiar.
Hasta el mondongo estoy, mira qué te digo. Porque a este paso no salimos de esta pandemia coronavírica infinita.
Harta de negacionistas. Ve a decirle a las familias de los muertos que no ha sido verdad. Explícales a los que sufren covid persistente que es todo mentira. Corre, dile a los sanitarios que se están dejando la piel por nada porque lo que de verdad pasa es que estás cansado de llevar mascarillas y no poder dar abrazos y eso es infinitamente más importante que la vida del abuelo del vecino al que no conoces ni te importa… Que parece que solo nos pesan las muertes si son nuestras. Y luego lloramos como magdalenas «porqué a mí«…
Pues porque es un pxtx virus que no entiende de fronteras ni gente que sigue o no las normas.
En fin… Salir saldremos, pero a ver cómo. Y cuándo.
PD: però, eh, empecemos a pensar en salvar el verano.