No todo es lo que parece. Yo solo quería pasear por Dalt Vila. Hablar de historias remotas con mis hijos y compartir sus calles blancas y cuestas de piedras tranquilas. Quería que vieran el esplendor de la isla desde la catedral y que disfrutarán de los cañones y las vistas ahora que son tiempos de paz. Recorrer calles encaladas y hablar de fenicios, cartagineses, árabes y cristianos. Pero…

Pero un pantalón vaquero demasiado estrecho para hacer piruetas, un estado anímico rayando el egocentrismo adolescente, el sudor del labio bajo la mascarilla, la queja constante como medio de comunicación y una total incapacidad para reconducir la situación acabaron con mi ensoñación idílica de una tarde en familia paseando por el castillo de Ibiza. Cuando no hay nada que hacer, no hay nada que hacer. Ni patrimonio de la humanidad ni patrimonia…

Les compré pantalones ibicencos, blancos, anchos, fresquitos, para poder pasear… Pero se habían quitado las ganas de volver a visitar, de descubrir túneles y viejas historias.
Entre tanto, descubrimos que no hay nada que no arregle un helado. Que la mitad de las tiendas y negocios están cerrados y los que están abiertos dan pena en su soledad de bullicio y clientes. Dan ganas de ponerse a comprar a todo el mundo, pero claro, no es viable ni en muchas ocasiones eres público. No para las tiendas de ropa fetichista para público gay de la calle de Virgen… Así que pasas por la calle con una sonrisa entre compasiva y de disculpa y ves con pena la bandera multicolor por los derechos LGBTIQ+ ondear enmedio de la calle vacía.
Este maldito virus no nos deja vivir tranquilos con las aglomeraciones en calles estrechas llenas de fiesta y sudor. A veces, ante la inmensidad del mar mediterráneo y con su luz increíble de fondo se te olvida… Hasta que vuelves a ponerte la mascarilla, por ti, por ellos, por todos, por mí…
No, no todo es lo que parece en estas fotos e historias de Instagram. Las calles idílicas a veces esconden morros, enfados, pies que se arrastran, negocios que mueren, ilusiones perdidas, vestigios de otro tiempo…
Mientras tanto, recuerda: una mala tarde que no cumple tus expectativas puede ser una buena tarde.
Sólo puedo desearos… Una vida sin filtros.
Que tengáis un día sin filtros.
Un día a cara descubierta.
Un día de pelo revuelto.
Un día de viento sobre la piel.
Un día de amaneceres rojos y atardeceres anaranjados.
Un día como queráis que sea. Pero real. Sin artificios.
@crisfit.es lanzaba el otro día el reto de mostrarse sin filtros. Y salvo alguna excepción en stories donde pruebo a ver qué tal está mi hermana gemela «la guapa» lo cierto es que esta es una cuenta con el día a día tal cual. Sin artificios.
Sin filtros… Eso no significa, sin embargo, que no muestre mi cara más amable o positiva, que no escoja la foto en que me veo mejor de las varias he hechas, que no elija contar ciertas cosas y obviar otras.
Esta no es la primera vez que reflexiono por aquí sobre la importancia de relativizar lo que vemos en las redes. Con filtros o sin ellos, hay mucho más que queda oculto en el fuera de plano de una imagen y del propio texto. Yo misma, aunque no oculto los días malos, que haberlos, haylos, tampoco me recreo en ellos, o focalizo en otra cosa o simplemente ese día me callo. Y no es por engañar a nadie, es porque a nadie le gusta los quejicas ni la negatividad constante. A mí no, por lo menos.
Por eso, no me cansaré de decir que en redes, como en la vida de carne y hueso, hay que ser amables. No juzgar solo por lo que se ve y se lee. Siempre hay más, mucho más, detrás de esa foto y ese texto. Ni todo es tan maravilloso y bonito y de lujo ni todo tan trágico y horrible. En el fondo tú sabes que tras esa cocina ideal hay un rincón con pelusa. Sabes que ese cuerpo de escándalo no lo consiguió con la dieta milagro del momento ni un entrenamiento de doce días. Sabes que los niños conjuntados no mantienen sus trajes limpios más allá de los dos minutos de la foto. Que aquella madre «perfecta» también se desespera. Que no siempre está viajando…
La vida siempre tiene zonas grises, pros y contras, blancoscuros… Y eso es lo que la hace genial.
Por eso me encanta seguir cuentas reales como la de Cris o @indomablejulieta @batmami
@malasmadres @accidentalmente @mrsluciabe y tantas otras…
Por eso, volvamos al principio… Os deseo un día sin filtros, despeluchado, a flor de piel…
Y que os cuidéis… Sobretodo que os cuidéis
Cuidaros.
Sólo eso.
Juntos. A vosotros mismos. Con mimos. Con paciencia. Con música, fruta, sol, paisajes, familia y amigos.
Cuidaros.