El teletrabajo también era esto: ir descalza por la casa, lucir uñas rojas primavera, estirar las piernas en tu pausa café (siempre quise hacer como los altos ejecutivos en las pelis americanas que descansan sus pies sobre el escritorio con la complacencia de quienes dominan el mundo).

Es verdad que se alarga hasta el infinito… Es verdad que el horario no es tan horario y las fronteras de lo privado y lo laboral se diluyen aún más… ⏳
Pero también es cierto que nos permite conciliar un poco mejor (con platillos multitarea en el aire y en un precario equilibrio, no nos vamos a engañar). Que si necesitas un respiro, te lo tomas. Que caminar descalza y con ropa cómoda no tiene precio.
Por sacarle el lado positivo al tema, digo. ✨
Será mejor hacerse a la idea que está situación es menos excepcional y temporal de lo que pensamos. Y es que si los niños no vuelven al cole hasta septiembre, se reincorporan a turnos o vete a saber cómo y en octubre y noviembre de esperan nuevas oleadas de contagios, me da que está nueva normalidad se extenderá meses y más meses. Así que…
Cosas que me hacen feliz número chorricientos no sé cuántos… Pintarme las uñas de los pies de rojo y andar descalza para ir a trabajar.
