Llamar por teléfono y la felicidad (de tu abuela)

Ayer llamé a mi abuela. Con el teléfono fijo. A un teléfono fijo. Para una llamada larga, casi como el capítulo de esa serie que ves cada noche.

Ayer llamé a mi abuela.

Un gesto tan en desuso que casi se me olvida, otra vez.

No, no era su cumpleaños mi ninguna fecha señalada, más allá de que cada día Sims uno más a sus noventa largos, viviendo en su casa, sola, entrando y saliendo cuando le viene en gana, y eso ya es mucho.

Ayer llamé a mi abuela, la del carmín rojo en los labios cada vez que sale por la puerta. Y me pregunto porqué si un gesto tan simple como levantar el auricular la hizo tan feliz y a mi me hizo también tan, tan feliz, porqué no lo hago más. Cada semana, cada día.

Ayer llamé a mi abuela. Me acordé a una hora decente, para no molestarla ni despertarla. Me acordé y dejé mi insignificante rutina a un lado. Recoger la mesa, poner el lavavajillas, ver el enésimo debate político en la tele, responder a un WhatsApp gracioso… Todo puede esperar. Porque ayer llamé a mi abuela. La de los labios rojos que alegran días. La de caricias fáciles y abrazos gratis. La que organiza encuentros con cualquier excusa porque mantener la familia unida y cercana -aunque sea a kilómetros- es lo más importante.

”Soy una abuela horrible», dijo en un momento de lucidez recordando que ella, la que escribía siempre largas cartas en papel «avión», hace tiempo que se olvida hasta de escribir o llamar. Ella, la eterna abuela colgada del teléfono, el mejor invento de la humanidad tras la lavadora y por delante de la radio o la tele, según ella. Y no, abuela. No eres una abuela horrible. Siempre has sido una abuela superlativa, fantástica, detallista. Y si ahora andas un poco desmemoriada nos toca a los demás escribirte y llamarte.

Porque eres la abuela de los labios rojos que marcan besos indelebles.

La abuela de los abrazos infinitos.

La abuela de la mirada brillante, que es feliz con una llamada de teléfono.

PD: ¿Habéis llamado a vuestra abuela? Si supieras la importancia de esa insignificante llamada, llamarías. 


3 respuestas a “Llamar por teléfono y la felicidad (de tu abuela)

  1. Creo que todos vivimos una época de auto crecimiento en el que nos alejamos de nuestra familia para encontrarnos a nosotros mismos. Después volvemos al redil como adultos conscientes y deseosos de disfrutar de los más queridos. Yo me reencontré con mi abuela unos años antes de morir y estoy súper contenta de haber vivido con ella el final de su etapa en esta vida.

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