El aire huele a nuevo. Que ya es difícil en la ciudad. Respiras y la tierra mojada te recuerda a paseos por el campo. No es mal modo de iniciar la semana. O tu nueva vida. Esa que te espera al final del punto de fuga, limpio, recién lavado por la tormenta.
Eso es lo que tienen las tormentas, que arrasan con lo innecesario y te dejan el camino libre para volver a empezar. Donde lo dejaste. O más allá. Puedes incluso aprovechar y, tras la tormenta, limpiar.
Decía una buena amiga que es tiempo de dejar ir, de soltar, de vaciar para poder llenar, de limpiar.
Y mira, el lunes ha amanecido con la cara recién lavada. Así que, ¿qué vas a hacer hoy con tu día nuevo?