Hay que ser POSITIVO

Saltar sin red o la comodidad.

O la seguridad.

Ni que sea falsa.

That’s the question.

«Es que llevo muchos años con él… Aunque ya no le quiera, es cómodo«, me decía una amiga. «Me da pereza empezar de nuevo, a nuestra edad…»

¿Y cuál es nuestra edad? ¿La de los sueños rotos? ¿La de las ilusiones perdidas junto a los calcetines desparejados? Nunca creí mucho en lo de «más vale malo conocido que bueno por conocer».

Otra amiga que vive refunfuñando de sus condiciones laborales comentaba, «yo prefiero quedarme en el trabajo que tener que seguir buscando, prefiero la seguridad, porque mira qué si encuentro otra cosa y tengo que volver a empezar… ¿Y si los compañeros no me caen bien? ¿Quién me asegura que luego no van e echarme a los dos días?»

Entiendo los miedos de mis amigas. Es como cuando mi hijo no quiere ir a hablar con el grupo nuevo del parque y me da la mano para que le acompañe. Y le doy la mano y le sonrío para que tome fuerzas, pero luego le suelto la mano y le digo, «ve», porque no, no puedo acompañarle. Puedo mirar en la distancia, cada vez a más distancia. Pero no acompañarle. Porque tiene que aprender a tomar riesgos, a salar sin red, y perseguir sus metas. No hace falta que vaya de kamikaze, eso es de suicidas o de tontos, pero quedarse por comodidad o seguridad, conformarse, solo por eso, no, esa no es una opción de vida, ni con la pareja, ni en el trabajo ni en ningún ámbito.

Tenemos que aprender a saltar.

Saltar sin red o la comodidad.

O la seguridad.

Ni que sea falsa.

That’s the question.

¿Y tú, a qué reto vas a enfrentarte esta semana?