Tu silencio

Tu silencio es lo que más dolió.

Ese repentino vacío de ti, sin palabras.

Ese darme la espalda, sin previo aviso.

Ese despedirte con un simple «hasta luego» y dos besos echados al aire, cuando sabías que «luego» iba a ser «nunca».

Silencio.

En las cartas. En las palabras. En la música. Todo en ti se calló.

Silencio.

Después de tu vacío, el espacio se llenó con otras risas, otros labios, otras manos.

Pero a mí me pesaba tu silencio.

Aún hoy, tres y cuatro y cinco vidas sin ti después, lo que duele es el silencio.

Nunca más se supo.

Silencio.

Es un castigo cruel, la ausencia de nuestra historia. Es un coitus interruptus, una maldita marcha atrás sin sentido.

Silencio.

Y lo que fue, dejó de ser.

Como si hubiera sido un sueño.

Lástima.

Porqué me acuerdo ahora de ti, quién sabe. Quizá nos vamos acordando de vez en cuando de las viejas espinas.

Nunca me gustó que me castigaran con el silencio; esa manía de muchos hombres de hacer oídos sordos a las discusiones que no interesan, ese decir sí como a los locos, o dejar hablar haciendo ver que en realidad poco importa porque no escuchas. Yo soy de palabras, de querer escuchar y ser escuchada. Quizá ese era el punto débil de nuestra no historia. El…

Silencio.


8 respuestas a “Tu silencio

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