Adoptar costumbre no está tan mal. Es divertido. Te abre al mundo, o por lo menos las costumbres. Y eso es síntoma de adaptabilidad y de juventud, así que bienvenido sea Halloween, o mejor dicho, la Castaween, o la Halloñada, que al final cuando uno adopta lo transforma a su manera. Yo soy muy de panellets, castañas, piñones y boniatos. Me parece una bonita tradición lo de acordarse con taernura de los muertos el día de Todos Los Santos. Incluso me hacía gracia seguirle el juego a la abuela Catalina con sus supersticiones y cada último día de octubre dejábamos las cáscaras de todos los frutos secos comidos en familia sobre la mesa, para que los muertos no se sintieran tan solos y participaran de la fiesta. Aún así, por la películas y porque lo de disfrazarse, ir a cazar chuches y montar una fiesta en casa mola mucho, entiendo que los mellizos estén muy emocionados con Halloween. Y lo bueno de los niños es que el entusiasmo se contagia. Así que nos hemos liado a llenar la casa de telas de araña y otras «lindezas». No es nada «nuestro», pero porqué no? Aprender y adoptar costumbres ajenas, si estás son buenas, no me parece tan malo. Vamos a ver lo que nos depara este «Galoguin». 😉
Jajajaja míralo de la siguiente manera, lo chulo Halloween, es el calvinista sentido del humor, relacionado con la muerte
Besazo😎
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