Tú sólo dame las buenas noches. Cada noche. Sin olvidar ninguna. Aunque ya esté durmiendo y sea un deseo susurrado. Aunque sea en el silencio de un leve beso posado en la frente. O mejor, un beso que se susurre sobrevolándome los labios. Tú sólo dame las buenas noches, no lo olvides, aunque te parezca rutinario, aunque creas que por una vez no importa… No lo olvides, posa tus dedos en la curva de mi cadera, que las palabras acaricien con la cadencia de la respiración. Sólo dame las buenas noches, cada noche. Porque el amor también se mide en detalles del día a día.
gracias por compartir
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Gracias a ti por leer 🙂
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